Después del gran confinamiento al que hemos estado expuestos, somos muchos los que nos hemos lanzado a una segunda residencia.
Ya no con la intención de quedarnos a vivir en ella, pero sí con la intención de cambiar de aires, nunca mejor dicho. El confinamiento se ha vivido de muchas formas distintas en cada casa, y cada uno ha necesitado desahogarse de una forma distinta.
En mi caso, me encontré con una casa de pueblo llena de polvo debido al cierre tan duradero sin que nadie la habitara. Estaba claro que la alergía no me permitiría hacer noche si antes no sometía a la casa a una limpieza profunda. Así que siendo consciente de ello, allá que me fui con mi aspiradora sin cable Dyson en el maletero.
En todo este tiempo con mi Dyson, debo decir que he generado una especie de obsesión por ella. Tal y como comentaba en el artículo «Opinión sincera de Dyson», es tanta la satisfacción y la necesidad que me cubre, que la uso constantemente.
Y precisamente es esta obsesión por Dyson la que me ha evitado un mal mayor en la casa. Llevaba puesto el accesorio rinconera en ese momento, después de haber limpiado las guias de las ventanas. Ya estaba la casa habitable después de quitar el polvo de muebles, cortinas y superfícies. Pero en ese momento, y de forma casual, me pongo a aspirar un marco de puerta detrás de la nevera, con la mala suerte que agujereo el marco con el accesorio.
¿Cómo es posible que un marco de puerta se agujere?
Pues la razón era sencilla, una gran familia de termitas se estaban comiendo el interior del marco de la puerta.
Si alguien ha sufrido desafortunadamente la visita de termitas en casa, sabrá que comen madera en la total oscuridad, por lo que nunca agujerean la superficie de la madera. Eso las hace invisibles a nuestros ojos, pero ellas están ahí trabajando, o mejor dicho comiendo.



Pues la razón era sencilla, una gran familia de termitas se estaban comiendo el interior del marco de la puerta.
Si alguien ha sufrido desafortunadamente la visita de termitas en casa, sabrá que comen madera en la total oscuridad, por lo que nunca agujerean la superficie de la madera. Eso las hace invisibles a nuestros ojos, pero ellas están ahí trabajando, o mejor dicho comiendo.
Tenía mi Dyson en la mano, y una gran familia en el otro extremo. Me puse a aspirar como un loco todo lo que veía que se movía mientras la madera se deshacía por momentos. Al tratarse de un accesorio no motorizado, la batería de la Dyson no asume coste adicional, con lo que me dió para deshacerme de lo que yo pensaba que iba a ser la totalidad de las termitas.
Después del mal momento de crisis, llamé inmediatamente a unos amigos que tienen una empresa de plagas, llamada «Plaserman«. 30 segundos bastaron para que el diagnóstico se confirmara: termitas en una casa cerrada. Al día siguiente ya tenía a la empresa tratándome la casa entera y encontrando en otros marcos otros focos de termitas. Aprovecho estas líneas para agradecer de nuevo su gran trabajo.
Afortunadamente y hasta el momento, todo quedó en eso.
Conclusión
Una vez más y gracias a mi obsesión por limpiar con Dyson, descubrí una invasión de termitas devoradoras en su momento más creciente y haber evitado un mal mayor en la casa.
Gracias también a la gran versatilidad y fácil transporte que supone llevar Dyson a cualquier parte que se necesite.
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