Mi padre era de esas personas que se afeitaban todos los días con cuchilla. Era casi como un ritual. Todos los días espuma en la cara, lavabo con 4 dedos de agua y comenzaba a afeitarse. Yo estimo que se pasaba unos 15 minutos desde que entraba y acababa saliendo. El pobre hombre, si algún día se levantaba más perezoso por el motivo que fuera, cuando mi madre le veía, siempre le decía lo mismo: “Pedro, hoy no te has afeitado, como se nota”.
Actualmente con mi Dyson en casa me ocurre algo parecido. Ya he comentado en otros artículos que yo uso la aspiradora a diario, voy a evitar volver a escribir las razones, quizás quieras consultarlas en los otros artículos. Si quizás algún día, por motivo de trabajo o simplemente me he levantado ese día algo más perezoso y no he pasado la aspiradora por la casa, llega mi mujer al mediodía y me dice: “Óscar, hoy no has pasado la Dyson, como se nota”.
Se trata de una regresión a mi pasado infantil y es como si escuchara a mi madre hablándole a mi padre. Muy curiosa esta similitud, pese a que nunca vivieron debajo del mismo techo, las frases de madre se alinean.
Y de mis recuerdos de mi pasado infantil, recuerdo los Domingos como “la mañana de la aspiradora”. Recordareis los más entrados en años ese sonido característico de la aspiradora rozando con el gres. O pasando por encima de la alfombra una y otra vez, como si se tratara de un tapiz gigante. Ese sonido que te despertaba un Domingo por la mañana cuando todavía estabas apurando tus últimos minutos en la cama.
Te levantabas con las legañas aun en los ojos, y veías a tus padres aspiradora en mano, y cuidado con no pisar el cable de 3 metros que cruzaba por medio. Y ese sonido perforando tu mente mientras intentabas escuchar lo que tu mente te decía en ese momento.
Afortunadamente todo esto ha cambiado, la aspiradora ya no es tarea de los Domingos. La versatilidad que te ofrece la Dyson con su puerto de carga. Siempre lista para ser usada, accesible, sin cables, rápida y eficaz.
