Desde hace ya un largo tiempo, llevo notando algo que no me cuadra en la gente que me rodea.
Era una sensación que permanece constantemente en tu cabeza y que no eres capaz de darle forma.
Es como cuando sales de casa con la sensación de que algo se te ha olvidado. No sabes que pero percibes una sensación. Efectivamente al rato, cuando desafortunadamente ya no tienes vuelta atrás de una forma cómoda, te das cuenta que te has dejado la cartera.
Llámalo sentido arácnido o como quieras, pero existir existe y está ahí. ¿A ti también te pasa?
Pues volviendo al tema del principio con la gente que me rodea, todos a mi alrededor saben que vendo aspiradoras Dyson. No es un secreto ni pretendo que lo sea. Como ya he comentado en repetidas veces, tengo una Dyson en casa y es de lo mejorcito que he podido comprar nunca.
Evidentemente cuando tienes algo tan bueno entre manos, te gustaría que la gente de tu alrededor también tuviera la misma suerte que yo.
Ojo, no pretendo que se compren una Dyson. Soy consciente de que pueden parecer caras y no es para todos los bolsillos. Pero me gustaría tanto que la pudieran llegar a probar… Porque realmente es cuando nace la magia.
Y es entonces cuando comienza esa sensación a surgir. Yo que soy una persona que escucha y me considero que se escuchar a las personas, empiezan con la temática de que no tienen tiempo. Que la casa se les apodera, que con las tareas del hogar no dan a vasto. Que después llegan los niños y no respetan tu trabajo, dejando la casa de nuevo en el mismo estado que el día anterior.
Historias de estas las he escuchado de todos los colores, a parte de que yo las puedo llegar a vivir todos los días si no fuera porque ya no me pasa.
Historias que la gente necesita desahogarse con alguien, como si de un confesionario se tratara. Es como que si lo cuentas, deja de existir y se ha resuelto. Debe ser como un salvavidas para aquellos que realmente no quieren tomar decisiones y hacer borrón y cuenta nueva.
Lei una vez una frase de esas inspiradoras: «El que nada cambia, nada distinto le ocurre». Lejos de convertirse en una típica frase de taza de café, se me quedó grabada en el cerebro y la llevo conmigo siempre.
Me he dado cuenta que la gente no quiere ser ayudada. Voy a tirar de la tirita de un solo tirón: viven en un sistema en el que sentirse victimizado alimenta el día a día.
Y ya cierro el artículo retomando lo que comentaba al principio.
Esa sensación que tengo a mi alrededor con algunas personas, he descubierto que realmente solo se debe ayudar a las personas que realmente te piden ayuda. Al resto, desafortunadamente no quieren ser ayudados.

Blog
La aspiradora ya no es tarea de los Domingos
Mi padre era de esas personas que se afeitaban todos los días con cuchilla. Era casi como un ritual. Todos los días espuma en la cara, lavabo con 4 dedos de agua y comenzaba a afeitarse. Yo estimo que se